LA CASA-MUSEO PÉREZ GALDÓS
INVITA A CONOCER LA MODA QUE SE IMPUSO EN LA ÉPOCA DEL NOVELISTA
Con una muestra que permanecerá abierta hasta el 19 de julio y que
exhibe una docena de trajes de hombre, además de complementos y objetos empleados
en la vida cotidiana por la burguesía de entonces.
El Cabildo de Gran Canaria
organiza en la Casa-Museo Pérez Galdós (calle Cano, 6, Las Palmas de Gran
Canaria) la exposición ‘La moda en tiempos de Galdós’, una singular e
interesante muestra que ofrece, a través de una cuidada selección de trajes y
accesorios empleados en producciones de teatro, ópera y cine, una completa
perspectiva de las corrientes que dominaron el gusto de las clases más
adineradas de la sociedad española de mediados del siglo XIX y principios del
XX.
La muestra invita a recorrer
la época que vivió Galdós a través de la moda y las tendencias de varias etapas,
desde la década 1840-1850, hasta 1914, cuando se produce el estallido de la
Primera Guerra Mundial. En los modelos expuestos en
la Casa Museo Pérez Galdós se advierte cómo la prosperidad económica de la
burguesía comienza a reflejarse en el vestir de la época. Entre 1840 y 1850 la
mujer ya mostraba sus hombros, sobre todo en los trajes de noche, y las faldas
se ensanchaban y alargaban hasta el suelo, adquiriendo un volumen enorme
gracias al miriñaque y a la crinolina (llamada así por estar hecha con crines de
caballo y lienzo). Hizo su aparición la anilina, el primer tinte sintético, que
va a permitir una gran gama de colores, destacando los malvas, los rojos
intensos y los azules. La máquina de coser, perfeccionada por el norteamericano
Singer, permitió una amplia distribución de las primeras prendas realizadas en
serie, la “ropa de confección”, una industrialización frente a la que se
posicionaron los diseñadores y modistas que harían de París la capital de la alta
costura (uno de sus pioneros fue el inglés Charles Frederick Worth).
Entre 1860 y 1870 aparece una
nueva estructura interna, el polisón, que desplaza al ostentoso miriñaque,
dando volumen y forma a la trasera de la falda y aplanando la delantera de
esta. El polisón continuará de moda hasta finales de siglo, mientras que el
corsé, vigente hasta principios del XX, marcará la figura de la mujer, pero a
costa de provocarle numerosas patologías y enfermedades crónicas. La piel
blanca será el estándar de belleza femenino hasta mediados del siglo XX. Para
evitar los efectos del sol, se utilizarán las cofias y capotes que las damas se
atan al cuello ocultando los laterales. Entre 1890 y 1914, la Belle
Époque, se pone de moda, primero, la figura de “reloj de arena” o “chica
Gibson”, por ser el dibujante estadounidense Charles Dana Gibson el creador de
esta estética (figuras con un apretado corsé a la cintura que acentúa las
caderas, hombros con mangas de pernil, altos peinados y amplios sombreros
adornados con plumas y flores) y, después, la ropa deportiva (faldas y chaquetas
más cortas para facilitar el movimiento, y los pantalones bombachos o
“bloomers”, llamados así en homenaje a la feminista Amelia J. Bloomer).
El comisario de la muestra, Manuel Sánchez, con Larry Álvarez, consejero de cultura del Cabildo de Gran Canaria |
El estallido de la Primera
Guerra Mundial provocó numerosos cambios en la vida de las mujeres. Mientras
los hombres estaban en el frente, ellas trabajan en las labores más duras del
campo y de la fábrica, lo que implicaría un cambio radical de hábitos, de
vestimenta: gran parte de ellas deja de utilizar polisones y corsés en
beneficio de la falda larga con chaqueta y blusas. Comienzan a enseñar los
tobillos y el sujetador se impone como ropa interior, al tiempo que la
influencia del llamado orientalismo libera aún más a la mujer de una vestimenta
que la oprimía. El escritor Benito Pérez
Galdós fue un agudo observador de la moda de la época, que tuvo reflejo en
muchos de sus textos literarios. En su novela ‘Fortunata y Jacinta’ hace una
interesante exposición sobre la historia del mantón de Manila y su relación con
el comercio en la capital de España. Por ejemplo, en su texto titulado ‘Vistazo
histórico sobre el comercio matritense’, Galdós, explica el hundimiento de la
pañolería y los artículos asiáticos por la vía de la Compañía de Filipinas,
suplantados en España por la moda 'seria' importada de París y Londres.
La galdosiana Marta Blanco
ha investigado sobre la indumentaria femenina en la novela de Galdós. Según
Blanco, “en el siglo XIX se produce un proceso que Galdós consigue captar muy
bien como autor realista y preocupado por los procesos contemporáneos
impulsados por la clase burguesa, que es la transformación de la industria de
la moda en España. Explica los resortes que en la actualidad nos sirven para
comprender cómo se va configurando el fenómeno de la moda en la actualidad. El
fenómeno de la extendida cadena de ropa Zara, por ejemplo, no lo ha inventado
Amancio Ortega, sino Galdós, que ya nos habla de cómo la industria de la moda
socializa y seduce a las masas con un concepto de modernidad. En ese proceso
cronológico podemos averiguar la predicción de la moda y las nuevas
corrientes”. Marta Blanco opina que la
moda, la indumentaria y la utilización del traje como recurso estilístico en
Galdós, es una de las grandes carencias existentes dentro de los estudios
galdosianos. “Galdós basa sus personajes en la descripción que formula desde el
rostro hasta el cuerpo, y en éste se recrea magistralmente. Si el propio autor
ha legitimado su discurso de la moda en obras como ‘Fortunata y Jacinta’ como
uno de los resortes que mueve el mundo, ¿quién es entonces el investigador para
desechar esta vía de análisis?”, se pregunta Blanco.
La exposición ‘La Moda en
tiempos de Galdós’ puede visitarse de manera gratuita en la Casa Museo Pérez Galdós,
de martes a domingo (festivos incluidos), de 10.00 a 18.00 horas.
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