Lo he decidido. A partir de hoy,
voy a ser desagradable con todo aquel que se atreva a tocarme la barriga por el
simple hecho de estar embarazada. La panza de una mujer encinta no es
patrimonio de la humanidad. No entiendo por qué la gente se cree con el derecho
de tocarla, ni que yo fuera la lámpara de Aladino para que me estén frotando.
Los que piensen que soy una
grosera, que no se engañen. A muchísimas embarazadas no nos gusta, lo que pasa
es que la mayoría no dice nada y se aguanta. Pero, ¿y por qué tenemos que
aguantarnos nosotras?. ¿No estamos, precisamente las embarazadas, más sensibles
por los cambios hormonales que sufrimos? Entonces, si se supone que todo el
mundo siente ternura hacia nosotras y quieren ayudarnos, pues que empiecen
entendiendo nuestros sentimientos.
Es algo muy habitual, que muchos
creen un gesto de cariño, pero que a nosotras puede hacernos sentir muy
incómodas. Estoy pensando incluso en hacerme una camiseta con el lema, “prohibido
tocar”, y no quitármela en los próximos cinco meses. Aunque al final, supongo
que no se acercarán por motivos obvios que ahuyentarían incluso a un
analfabeto.
Nosotras ya sabemos que es algo
instintivo que hace la gente, porque nuestras barrigas son como un imán que
atrae a todos, pero es muy sencillo de entender. Sólo les pido que antes de
hacerlo, piensen dos segundos y reflexionen sobre esta pregunta que les hago.
¿Tocarían ustedes la barriga de esa persona si no estuviera embarazada? En su
respuesta tienen el resultado de lo que sería aceptable.
Muchas de nosotras sentimos que
es una intromisión de la intimidad, y sólo nos gusta que la toquen personas de
confianza. En algunos casos, si por nosotras fuera, sólo la acariciaría nuestra
pareja. Porque, ¿a quién se le ocurre ir tocando barrigas por ahí? No voy a
permitir que me llamen rara, ni escrupulosa, pero mi barriga no va a ser de
dominio público durante 9 meses para que vecinas, conocidos, o compañeros de
trabajo se crean con derecho a tocarla.
Tampoco vale el “soy educado y
pregunto antes de tocar”. Eso es poner en un compromiso a la embarazada, que se
puede sentir obligada a decir que sí sólo por ser agradable, aunque realmente
no le apetezca nada que se la toquen. También están los que tocan y
luego te dicen, -perdón, a lo mejor eres de las que no les gusta-. Mejor piénsalo antes por si te llevas un espantón.
Así que, reivindico el derecho de
las embarazadas a proteger sus tripas y soltar un exabrupto a quien se exceda
en las confianzas. Y al resto que no lo están, que controlen sus imperiosos
deseos de frotar sus manos en la panza de una embarazada. Igual que en casa aprendieron
modales en la mesa, incluyan en su archivo de buenas maneras el no ir tocando
las barrigas ajenas.
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No sabía nada de tu embarazo, ¡enhorabuena! Y la verdad es que me parece una reivindicación perfecta! Si yo estuviera embarazada tampoco me gustaría que me "sobaran" la barriga, creo que es invadir el espacio personal, la distancia de seguridad que todos tenemos. Besos :)
ResponderEliminarMuchas gracias Vicky!!! estoy super feliz!!! jeje, estoy totalmente de acuerdo contigo, la gente no se da cuenta que invaden nuestro espacio personal... Gracias por leerme!!! un besote cachivachero
EliminarYo pienso igual. He tenido, y tengo, amigas embarazadas y la verdad es que no se me ha pasado por la cabeza tocarles la barriga. Animo!! Estás guapísima!!
ResponderEliminarHola Naty!!! ni yo... nunca se me ha ocurrido tocarle la barriga ni a mis amigas... pero en fin.
EliminarGracias por leer el post! un besazooooo