365 días de preparativos para uno solo de celebración. La gran mayoría de los novios invierte un año de su vida en estudiar, diseñar y contratar todos los detalles que forman parte de un enlace matrimonial. Porque todos, aunque sean de pocos invitados, necesitan una organización para convertirlo en “tu día B”.
Aunque
siempre hay cosas que escapan a la previsión de los novios. En este sentido, llevo años recopilando
anécdotas propias y de amigos, como por ejemplo, la de aquel baño en un hotel cuando
alguien dijo: -Me
estoy aburriendo, la música es lo peor.
Dos
segundos más tarde, la novia salió de uno de los wáteres… y muy educada contestó: -La
música la ha preparado durante meses mi novio con nuestras canciones
especiales.
Se
pueden imaginar mi cara ¿no? Y es que los familiares y amigos muchas veces no
son conscientes del trabajo, ilusión, cariño, tiempo… que han empleado los
novios. Y claro, cuando pasan estas cosas es normal que duela. Y diría que es
casi imposible que no haya alguien que siempre meta la pata con un comentario
así. Lo difícil es que los novios consigan olvidarlo y que el recuerdo que les
quede de su boda no sea ese “tropiezo”.
Los
que ya se han casado saben de qué les hablo, pero los que no, podrían empezar a
entender por qué el dj de aquella boda a la que fueron no les hacía caso cuando
le pedían una canción.
Y como
cada pormenor se cuida, hay otro tipo de errores que no entiendo, y son los de
los profesionales; los de las personas que trabajan en las bodas o se dedican a
organizarlas. La primera norma que se deberían grabar a fuego es la DISCRECIÓN.
De
este grupo tengo tantas anécdotas que no sé por cuál empezar, si por la de la
Wedding Planner que fue vestida de blanco a la boda de una amiga; el fotógrafo
que enseñó fotos íntimas de una clienta a otra, o la que bate cualquier récord;
la Wedding Planner que hizo llegar a los invitados de la boda un dossier con
información y todo lujo de detalles. Para empezar, todos tenían los teléfonos y
direcciones de contactos del resto de invitados (uy con la ley de protección de
datos hemos topado) y lo peor, que los invitados estaban clasificados por
tipos: familiar, amigo novia, amigo novio o el grupo más temido… compromiso.
¿Imaginan las caras de los que abrieron el dossier y se encontraron en el grupo
“compromiso”? Un error del que no deben culpa los novios y que les habrá
costado más de un disgusto.
En
fin, a veces los novios arriesgan contratando a personas que no resultan ser
tan profesionales o que no realizaron su trabajo como deseaban. Sin embargo,
creo que son mucho más dolorosas las meteduras de pata del primer grupo.
Lo
que los novios esperan de su boda es que sus familiares y amigos disfruten, se
diviertan y, sobre todo, compartan su felicidad. Y compartir es, en parte, que
los conozcan (como pareja) un poco mejor, a través de los detalles y sorpresas
que preparan para ese día.
Y
es triste, pero algunos invitados son incapaces de leer esos mensajes que dejan
los novios a través de la decoración, la música, la comida… Mensajes que nos
hablan de cómo son ellos y qué cosas les gustan. Tengo otra anécdota que está
dentro del Top Ten. Una amiga escuchó a otra invitada decir en una boda: “Aquí
no se respira amor, esto es un paripé falso”. Lo peor es que la novia se acabó
enterando del comentario fuera de lugar. El final de la historia se lo pueden
imaginar, ya no son amigas.
Como siempre digo: no dejarán de fallarnos, pero
merece la pena arriesgarse porque siempre ganamos más de lo que perdemos. Así
que, siempre tendrán a personas maravillosas que valoran el esfuerzo que se
pone en un día así. Por lo tanto, quédense con lo bueno y… ¡Disfruten al máximo
de ese día!
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